Baile de Navidad

Caminaba sola por los pasillos del gran hotel en el que nos alojábamos, cuando empezó  a  sonar las primeras notas del vals de Navidad, al llegar al salón principal pude ver que  los asistentes a la celebración abandonaron sus mesas para congregarse en el centro de la pista. Ellas usaban vestidos largos de gala, en colores rojos, negros y plateados, mientras que sus acompañantes vestían elegantes trajes negros o grises. El brillo de las joyas los rodeaban y en los rostros tenían dibujada una gran sonrisa.

El árbol de Navidad se alzaba imponente junto a uno de los ventanales que daban hacia el jardín, estaba adornado con esferas rojas y doradas, las luces blancas lo hacían brillar como si tuviera cientos de cristales en el. Del otro extremo del salón se encontraban los músicos quienes llenaron con sus notas cada rincón del lugar. Las risas y las palabras emotivas flotaban en el ambiente de aquel gran hotel, los niños corrían entre las mesas y de vez en cuando desafiaban a sus padres saliendo a jugar al jardín en medio de la noche fría.

Observaba absorta esa escena de cuento, cuando una pareja que bailaba en el centro de la pista llamó mi atención. No era porque fueran más elegantes que los demás o que bailaran mejor, era algo más. Los mire fijamente por un rato para descubrir de qué se trataba, se veían completamente enamorados, se perdían el uno en la mirada del otro, se sonreían como si a su alrededor no existiera nada ni nadie. Él la sujetaba por la espalda guiándola entre los demás bailarines, él se movía, ella se movía, como las manecillas del reloj, siempre perfectas y sincronizadas. El ritmo de las notas los iban acercando más y más, hasta que ella termino en sus brazos, recargó su cabeza en su pecho y dejó que su amor la invadiera. Podría jurar que se susurraban palabras de amor, había algo en ellos me que me hacía recordar algo, pero no logré descifrar que era.

Repentinamente alguien toco mi hombro, miré hacia un lado para ver de quien se trataba y no encontré a nadie,  al mirar nuevamente hacia enfrente me lleve una gran sorpresa: el salón de baile se encontraba vacío, ¿Dónde estaban los asistentes de la fiesta?, gire sobre mis pasos en busca de alguna persona que pudiera darme respuesta,  varios pasillos adelante me encontré con un botones, que al  verme contrariada fue en mi ayuda.

-¡Señorita! ¿Necesita que la ayude a llegar a su habitación? –

-No gracias, solo quisiera saber a ¿Dónde han ido las personas del baile?

-¿El baile?. No ha habido un baile en este hotel desde la Navidad del 1945. Yo estuve ahí, cuando era un niño… ocurrió una tragedia esa noche y los dueños decidieron cancelar por siempre esa festividad.

-Pero hace un momento yo… – me detuve antes de contarle lo que había visto. -No se preocupe, creo que esta nochebuena he bebido demasiado, puedo llegar sola a mi habitación – mentí sin darle oportunidad a que me acompañará.

Continúe caminando por los pasillos, hasta llegar al lobby principal donde encontré una vitrina con objetos y fotografías de antaño, al mirarlas descubrí en una de ellas a la pareja de enamorados que antes había visto. Aquella imagen inmortalizó a la perfección la alegría y el amor que se tuvieron. ¿Qué había pasado con ellos? me pregunté. Más tarde descubrí que aquella noche hubo un incendio donde  habían perdido la vida.

Unos brazos me rodearon por la espalda y sentí  tu respiración cerca de mi cuello.

-Amor mío, he estado buscándote en los jardines – susurraste en mi oído.

-Lo siento, me he extraviado otra vez- sabías que había encontrado algo más que una fotografía.

-¿Solo eso?

-No, otra vez los fantasmas del pasado han venido a visitarme

-¿Otra vez? Y en esta ocasión ¿Cuál ha sido el mensaje?

– Que somos muy afortunados de habernos encontrado de nuevo.

-Siempre vida mía, siempre… te buscaría hasta en el mismo infierno

– Lo sé

Salimos de aquel lugar, sintiéndonos dichosos y enamorados, me sujetabas por la espalda, estábamos perfectamente sincronizados como las manecillas de un reloj, como aquella noche en el baile de Navidad.